La ciudad de Nueva York inauguró la época navideña con el tradicional encendido de luces del gigantesco árbol del Rockefeller Center, aunque este año, por el coronavirus, fue una ceremonia que solo pudieron ver en vivo un puñado de personas, mientras el resto de fanáticos de este evento debió seguirlo por televisión.
El protagonista de la noche, un abeto canadiense de casi 23 metros de alto y 11 toneladas de peso, que viajó hasta la Gran Manzana hace poco más de dos semanas desde la localidad de Oneonta, a más de 270 kilómetros de la ciudad de los rascacielos, se iluminó con más de 50.000 luces LED multicolor.
El primer árbol de Navidad que quedó instalado en el lugar fue colocado en 1931 por trabajadores de la construcción en el sitio donde se estaba levantando el Centro Rockefeller.
La primera ceremonia formal del encendido de las lunes se desarrolló en 1933 y la tradición se ha mantenido desde entonces con algunas variaciones.