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Opinión

Con copia para… II

Por: Alan Onofre

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La solución somos todos

Hablar de alianzas no es nada nuevo, lo nuevo sería hablar de mujeres, indígenas,
jóvenes o en general de actores que se sumen a la representación política, con la
voz de los grupos históricamente excluidos. A la memoria debe estar aquella
Alianza por la Democracia de 1976, la misma que llevó a PRI, PPS y PARM en
candidatura única en la persona de José López Portillo a la presidencia de la
República, bajo la voz de “La solución somos todos”.


Aquellos eran los años del partido hegemónico, pero hasta nuestros días los
procesos electorales continúan siendo escenario de alianzas bajo la misma lógica,
un frente opositor en el que caben todos, pero todos… ¿los de siempre? A más de
cuarenta años de aquella elección de candidato único, las alianzas son el acuerdo
de un selecto club, que reafirma las excluyentes prácticas de la política mexicana,
ese personal estilo del que hablaba Cosío Villegas y que se niega a morir.

La pasarela que antecede a los acuerdos políticos ha venido retratando esa
realidad y se puede ver en cualquier nivel, local o nacional. La exclusión de
mujeres, perfiles jóvenes, indígenas o personas con discapacidad lo deja en
evidencia y lo peor, parece que pasa completamente desapercibido. Nos hemos
acostumbrado a tolerar que los acuerdos sean de unos cuantos, garantizando así
la permanencia de franquicias de burocracia, alejadas cada vez más de los
ciudadanos.


Los partidos no han entendido la lección, siguen confiando en soluciones vistosas,
pero inútiles en la práctica, conferencias o conversatorios en donde se expone la
problemática que ya conocemos, la que no cambia y es la de no incluir a los
grupos vulnerables en la verdadera toma de decisiones. Este proceso electoral es
un momento coyuntural para la inclusión.


Que la alianza sea con los ciudadanos, con todos. En la pluralidad se encuentra la
verdadera riqueza y oportunidad para solucionar la violencia política en razón de
género, la falta de oportunidades para jóvenes, la apertura a políticas públicas en
donde las personas con discapacidad no se vean limitadas para poder hacer su

vida con la mayor normalidad posible y claro, ni que hablar de las comunidades
indígenas de las que nos gusta citar en los discursos, pero marginar en la realidad.
En la alianza debemos caber todos, porque decidiremos todos, los 94.9 millones
de votantes que podremos tomar parte en las urnas. Los saludo con aprecio.

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