La galaxia que cobija a nuestro planeta, la Vía Láctea, no deja de dar sorpresas, pues la tercera entrega de datos de la misión Gaia, de la Agencia Espacial Europea, que se divulgó este jueves, reveló que esta agrupación de cuerpos celestes está absorbiendo a dos galaxias dentro de su proceso de expansión. Gaia es un telescopio espacial que fue lanzado en 2013 y ha estado enviando información diaria desde una distancia de un millón y medio de kilómetros detrás de la Tierra, en dirección contraria al Sol, y donde el campo visual está más despejado porque hay menos polvo cósmico.
Los científicos de la misión han bautizado este punto cerca de uno de los extremos de la Galaxia como el “anticentro”, la dirección diametralmente opuesta al centro de la galaxia en el firmamento. En ese punto, y gracias al movimiento de las estrellas y su interacción, han descubierto que nuestro disco, como dibujan habitualmente los astrónomos nuestra galaxia, está absorbiendo por un extremo una pequeña vecina llamada Sagitario y, por el otro, a un conjunto formado por otras dos más pequeñas, las Nubes de Magallanes.
“No hablamos de destrucción, sino del ensamblaje de una galaxia con la otra”, explica uno de los responsables de operaciones de la misión Gaia en España, José Hernández. “Hemos descubierto el choque de la Vía Láctea con otras vecinas porque quedan trazos en las estrellas de esas colisiones”, detalló.
En 2016 se dio a conocer el primer catálogo de datos de Gaia, pero fue gracias al segundo, divulgado en 2018 y con mil 700 millones de fuentes, que los científicos determinaron, por ejemplo, que nuestra Vía Láctea “se fusionó” con otra galaxia hace diez mil millones de años. Esta tercera entrega de la misión, esperada como el acontecimiento del año por miles de científicos del mundo, y que se dio a conocer este jueves, reveló la situación de más de mil 800 millones de cuerpos celestes de nuestra Galaxia, jamás observados con tanta precisión.
El Sistema solar se desplaza
Gaia ha permitido también a los científicos medir la aceleración del sistema solar con respecto al marco en reposo del universo. Empleando los movimientos observados de galaxias extremadamente distantes, se ha medido que la velocidad del Sistema Solar aumenta 0,23 nm/s cada segundo. Debido a esta minúscula aceleración, la trayectoria del sistema solar se desvía unos 115 kilómetros al año.
“Es como estar en un carrusel, en el que los caballos son los planetas y vamos moviéndonos con círculos cada vez más amplios hacia el exterior”, explicó Hernández como ejemplo del movimiento tanto del sistema solar como de la galaxia.
Estas observaciones fueron detectadas por un conjunto de fotocélulas de casi un gigapíxel a bordo del telescopio, que permiten localizar la posición, distancia y desplazamiento de los cuerpos celestes.
Midiendo sus características físicas, los científicos pueden entender mejor la formación y evolución de las estrellas y nuestra galaxia recopilándolos en esta especie de censo estelar. El objetivo principal de Gaia es medir las distancias estelares usando el método de paralaje. En este caso, los astrónomos utilizan el observatorio para escanear continuamente el cielo, midiendo el cambio aparente en las posiciones de las estrellas a lo largo del tiempo, como resultado del movimiento de la Tierra alrededor del Sol. La próxima divulgación de datos está prevista para 2022, y el telescopio espacial Gaia seguirá enviando información hasta 2025, cuando se prevé el final de esta misión.