Señor, señora, señorita, acérquese… le están mintiendo.
A pocos meses de las elecciones, los partidos de oposición tienen que buscar desesperadamente cómo reducir la popularidad que actualmente tiene el presidente. Como no encuentran argumentos, se encomiendan a su imaginación o a la reiteración mecánica de frases disparatadas. Como en el comedor de un manicomio.
Va un ejemplo divertido: en la discusión para aprobar el presupuesto de 2021, algunos diputados del Congreso de la Unión se colgaron estribillo que dice: “se les va a quitar el apoyo a los niños con cáncer”. Los diputados de morena demostraron, objetiva y cuasi científicamente que esto no sólo no es verdad, sino que se han reservado 16 mil millones de pesos adicionales para atender ésta y otras enfermedades enlistadas en el rubro de gastos catastróficos. La respuesta de los diputados de oposición fue y sigue siendo la misma: “se les va a quitar el apoyo a los niños con cáncer”.
Otro ejemplo. Recordaran que las semanas anteriores se tocó con persistencia el tema de la desaparición de los fideicomisos. La oposición decía: “desaparecerá el apoyo a los programas”. El Gobierno Federal ha demostrado con dibujitos el mal uso que se hacía de esos recursos, algunos, destinados directamente a enriquecer fortunas de unas poquitas personas. Me parece que la oposición, como todos los mexicanos, debería indignarse ante ello, pero no ¿qué cree usted que sigue diciendo? Exacto… “desaparecerá el apoyo para los programas”.
Uno más: Los gobernadores separatistas le repiten a la gente todos los días: se reducirá el recurso para los estados. Por ejemplo, en Michoacán, el gobernador ha declarado que nos van a quitar 7,728 millones pesos. ¿Y qué cree? Tampoco es verdad, al contrario. No sólo no se reducirá el recurso, sino que Michoacán recibirá 5,095 millones de pesos más en 2021 que en 2020. Pero el estribillo no cambia: se reducirá el recurso para los estados.
Bien observados, estos ejemplos sintetizan las dos ideas del mundo que debatimos hoy en México: cambiar o no cambiar. Detener al país para corregirlo o seguir como íbamos, veloces, rumbo al precipicio.
Con el dinero rescatado de las garras de la corrupción, los lujos y el despilfarro, el país está obteniendo los recursos para sortear la crisis económica y de salud mundial. Eso debería alegrarnos. Por ejemplo, ante el anuncio que la semana pasada dio la Secretaría de Administración Tributaria (SAT): en este año, año de pandemia y crisis internacional, se logró recabar 100% más en impuestos a empresas gigantescas como Walmart, Alsea, o América Movil, entre otras. Una pregunta que creo que es justa: ¿Por qué antes no pagaban?
Y hablando de preguntas justas para debatir con los amigos: ¿Por qué no hemos caído en crisis? ¿Por qué no ha subido la gasolina, o la luz, o el gas? ¿De dónde saca la actual administración los recursos para sostener con tanta estabilidad al país? ¿Dónde está la tradicional subida del dólar en México? Todas las respuestas provienen de un lugar que desnuda y exhibe a la oposición: austeridad y honestidad en el manejo las finanzas públicas. Algo nuevo en México. Algo a lo que no estábamos acostumbrados. Algo que la oposición no hizo cuando tenía el poder. No les interesaba, la política para ellos es para enriquecerse, para negociar, para sacarle provecho. Quizá sea cierto lo que dicen los obradoristas: Tenemos el gobierno más honesto, en el peor momento. La realidad no da márgenes a nadie y la realidad es que la popularidad del presidente sigue en las nubes. La oposición ataca a la realidad con piedras y estribillos necios. Habrá que recordarles que no por mucho repetir una mentira ésta se hará verdad.